jueves, 8 de marzo de 2012

Sin pretensión de cursilería


La mujer, muchas veces despreciada, históricamente tratada como un ser inferior dentro del género humano, considerada un eslabón intermedio entre el niño y el hombre; y muchas otras veces ensalzada a la categoría de diosas y musas es, en realidad, un ser infinitamente misterioso, heterogéneo y complejo. Las hay viles, que infectan con su ponzoña la tierra por donde se arrastran. Las hay intrascendentes, que solo ocupan un lugar en el espacio. Y las hay inmaculadas, cuya fuerza sideral mueve al universo. A estas últimas, seres maravillosos que nos acercan a la trascendencia divina, dedico estas palabras.
La belleza de una mujer es un don de incalculable valor, infinita virtud capaz de impulsar todo tipo de empresas. Y no es bella la delgada o la robusta, la rubia o la morena, la alta o la bajita, la joven o madura; no hay una característica en particular que haga bella a una mujer. Pero existen mujeres que son bellas por naturaleza, que se roban nuestra atención, que nos obligan a seguirlas con la mirada hasta que se pierden de vista, y aún nos dejan observando al horizonte en el punto exacto en el que desaparecieron ellas.
Hay también mujeres que purifican el aire a su paso, dotándolo además de una exquisita fragancia. Mujeres que en cualquier situación permanecen hermosas e inalterables; ya sea vestidas o desnudas, dormidas o despiertas, maquilladas y peinadas o no.
Hay mujeres que mueven las fibras más íntimas de nuestro ser, que marcan a fuego su nombre en el interior de nuestro corazón; capaces de hacernos sentir plenamente el amor en ese instante fugaz en que el azar cruza sus miradas con la nuestra, haciendo vibrar nuestra alma en un son armónico con la música cósmica.
Hay mujeres que mueven ejércitos a su rescate, que ponen imperios a sus pies, que con su dulzura y bondad se elevan por encima de la humanidad.
Hay mujeres que en esta vida en la que todo parece sueño y nada parece cierto, son un oasis de verdad.
Hay mujeres que nos hacen pensar que nada hay más bello que el cuerpo desnudo de una mujer, y digo desnudo aún que provisto de ropas; pues estas se hicieron no para tapar la hermosura de su cuerpo, sino para hacerla más creíble, menos etérea.
Hay mujeres que todo lo pueden y que por ellas todo lo podemos; aceleran nuestros corazones, agitan nuestra sangre, apuran nuestra respiración; en fin, dan movimiento a la vida y por ellas sentimos que estamos vivos más allá del monótono fluir del tiempo.
Hay mujeres que inspiran a los poetas las glosas más sublimes, haciendo que sus ojos se bañen de lágrimas y sus manos tiemblen de emoción al deslizar la pluma sobre el papel.
Hay mujeres que nos recuerdan al Paraíso, graciosa manzana que nos hace evocar un lugar mejor, y que son la imagen de lo que los hombres hubiéramos debido ser.
Hay mujeres ante las cuales las mareas de los océanos detienen su ímpetu, ante las cuales los soldados deponen sus armas, los vientos se calman y las noches se aclaran; son el símbolo del sosiego y la quietud que frena la violencia y la barbarie.
Si no existiesen los ojos de las mujeres, ningún hombre hubiese mirado jamás las estrellas para encontrarlas a ellas en el brillo fulguroso de los cuerpos celestes.
Si no existiese su boca, ningún hombre habría probado la miel para complacerse en el recuerdo de su sabor.
Si no existiesen sus largos cabellos, ningún hombre hubiese surcado los mares acariciando las ondas del negro piélago.
Si sus manos nunca nos hubiesen acariciado, el fuego jamás se habría encendido en los hogares.
¿Para qué las flores? ¿Para qué las aves? ¿Para qué los amaneceres? ¿Para qué la luna y los soles infinitos de infinitos universos? Si no para ellas, nacidas del vuelo grácil de alegres mariposas, sostén de nuestras vidas, compañeras de aventuras, sueños de un artista loco y colosal. Mujeres…

8 comentarios:

  1. Amigo querido, está vez, por fin, has dejado de lado tu machismo. Hermosas tus palabras;y por si te interesa: si, esa es la mujer con la que me identifico: la inmaculada!
    Besos y seguí con esta pasión!

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  2. Gracias querida amiga por tus gentiles palabras. Ni un segundo dudé que eras de esas, así que espero que hayas disfrutado estas líneas, humildes, pero de corazón.
    Besos a vos y tus niños!

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  3. Primo querido... Jamás pensé que hubiera tanta dulzura, tanta poesía y toda esa belleza en tus palabras para expresar esos pensamientos que, a cualquiera de nosotras, mujeres, nos hace o nos haría sentir completamente orgullosas y altivas por lo sublime de todo lo que has plasmado en estos escritos... Me encanta leer un texto asi, más alla de que va dirigido a las mujeres, dá placer leer cada línea en la que pareces que escoges con tanta sutileza cada palabra y que suenan en conjunto como música para mis oídos... Sencillamente. FELICITACIONES. ME ENCANTÓ!! SIN PALABRAS.... CLAUDIA CEJAS

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  4. ¡Muchas gracias prima favorita! Tenía ganas de escribir algo que no resulte demasiado empalagoso, pero que de algún modo, aproximado, exprese mínimamente lo que uds nos hacen sentir.
    Con todo esto de la igualdad de géneros resulta fácil ser complaciente y políticamente correcto al dirigir palabras a las mujeres, pero en verdad me nació de adentro y así lo escribí. Celebro que te haya gustado, y muchs gracias por estar ahí! Besotes

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  5. Que hermosas tus palabras!!! y dichas ademas con el corazon. Es cierto, hay tantas maneras distintas de ser como mujeres hay en el universo. Doy gracias a Dios que me ha bendecido haciendome mujer, por que me dio la dicha de ser madre y de tener un hijo tan dulce como vos y de compartir ese placer con mi Madre del cielo. Ojala sigas siempre con esa inspiracion que nos hace brillar a las mujeres.Te quiero mucho No podia ser otra que tu mami

    Tita

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    1. ¡No hay obstáculos que sean infranqueables para el afecto materno, y a la postre también la tecnología fue vencida! jaja.
      Gracias Má por tus hermosas palabras; ¡¿cuál, si no ellas, fue el hontanar dulce y sereno del que nacieron mis inquietudes intelectuales?! Pues si la carne de los hijos nació de la carne de sus padres, no menos debe decirse de su espíritu.
      Gracias por estar siempre, por tu ejemplo constante, y por haberme educado los ojos para intentar (aunque siempre deba ser en vano) escrutar lo esencial de este mundo, para maravillarme ante los misterios cautivantes de la vida y para econtrar en la lectura el ameno placer de aprender siempre algo más.
      Gracias y besos!

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  6. La belleza de tus palabras salva esta tarde hiriente.
    Espero que las mujeres lean y degusten emociones...

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  7. Muchas gracias! Es un gran aliciente saber que las palabras pueden ser de ayuda.

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