La mujer, muchas veces despreciada, históricamente
tratada como un ser inferior dentro del género humano, considerada un eslabón
intermedio entre el niño y el hombre; y muchas otras veces ensalzada a la
categoría de diosas y musas es, en realidad, un ser infinitamente misterioso, heterogéneo
y complejo. Las hay viles, que infectan con su ponzoña la tierra por donde se
arrastran. Las hay intrascendentes, que solo ocupan un lugar en el espacio. Y las
hay inmaculadas, cuya fuerza sideral mueve al universo. A estas últimas, seres
maravillosos que nos acercan a la trascendencia divina, dedico estas palabras.
La belleza de una mujer es un don de incalculable
valor, infinita virtud capaz de impulsar todo tipo de empresas. Y no es bella
la delgada o la robusta, la rubia o la morena, la alta o la bajita, la joven o
madura; no hay una característica en particular que haga bella a una mujer. Pero
existen mujeres que son bellas por naturaleza, que se roban nuestra atención,
que nos obligan a seguirlas con la mirada hasta que se pierden de vista, y aún
nos dejan observando al horizonte en el punto exacto en el que desaparecieron
ellas.
Hay también mujeres que purifican el aire a su paso,
dotándolo además de una exquisita fragancia. Mujeres que en cualquier situación
permanecen hermosas e inalterables; ya sea vestidas o desnudas, dormidas o
despiertas, maquilladas y peinadas o no.
Hay mujeres que mueven las fibras más íntimas de
nuestro ser, que marcan a fuego su nombre en el interior de nuestro corazón;
capaces de hacernos sentir plenamente el amor en ese instante fugaz en que el
azar cruza sus miradas con la nuestra, haciendo vibrar nuestra alma en un son armónico
con la música cósmica.
Hay mujeres que mueven ejércitos a su rescate, que
ponen imperios a sus pies, que con su dulzura y bondad se elevan por encima de
la humanidad.
Hay mujeres que en esta vida en la que todo parece
sueño y nada parece cierto, son un oasis de verdad.
Hay mujeres que nos hacen pensar que nada hay más
bello que el cuerpo desnudo de una mujer, y digo desnudo aún que provisto de ropas;
pues estas se hicieron no para tapar la hermosura de su cuerpo, sino para
hacerla más creíble, menos etérea.
Hay mujeres que todo lo pueden y que por ellas todo lo
podemos; aceleran nuestros corazones, agitan nuestra sangre, apuran nuestra
respiración; en fin, dan movimiento a la vida y por ellas sentimos que estamos
vivos más allá del monótono fluir del tiempo.
Hay mujeres que inspiran a los poetas las glosas más
sublimes, haciendo que sus ojos se bañen de lágrimas y sus manos tiemblen de
emoción al deslizar la pluma sobre el papel.
Hay mujeres que nos recuerdan al Paraíso, graciosa manzana
que nos hace evocar un lugar mejor, y que son la imagen de lo que los hombres
hubiéramos debido ser.
Hay mujeres ante las cuales las mareas de los océanos
detienen su ímpetu, ante las cuales los soldados deponen sus armas, los vientos
se calman y las noches se aclaran; son el símbolo del sosiego y la quietud que
frena la violencia y la barbarie.
Si no existiesen los ojos de las mujeres, ningún
hombre hubiese mirado jamás las estrellas para encontrarlas a ellas en el
brillo fulguroso de los cuerpos celestes.
Si no existiese su boca, ningún hombre habría probado
la miel para complacerse en el recuerdo de su sabor.
Si no existiesen sus largos cabellos, ningún hombre
hubiese surcado los mares acariciando las ondas del negro piélago.
Si sus manos nunca nos hubiesen acariciado, el fuego
jamás se habría encendido en los hogares.
¿Para qué las flores? ¿Para qué las aves? ¿Para qué
los amaneceres? ¿Para qué la luna y los soles infinitos de infinitos universos?
Si no para ellas, nacidas del vuelo grácil de alegres mariposas, sostén de
nuestras vidas, compañeras de aventuras, sueños de un artista loco y colosal.
Mujeres…
Amigo querido, está vez, por fin, has dejado de lado tu machismo. Hermosas tus palabras;y por si te interesa: si, esa es la mujer con la que me identifico: la inmaculada!
ResponderEliminarBesos y seguí con esta pasión!
Gracias querida amiga por tus gentiles palabras. Ni un segundo dudé que eras de esas, así que espero que hayas disfrutado estas líneas, humildes, pero de corazón.
ResponderEliminarBesos a vos y tus niños!
Primo querido... Jamás pensé que hubiera tanta dulzura, tanta poesía y toda esa belleza en tus palabras para expresar esos pensamientos que, a cualquiera de nosotras, mujeres, nos hace o nos haría sentir completamente orgullosas y altivas por lo sublime de todo lo que has plasmado en estos escritos... Me encanta leer un texto asi, más alla de que va dirigido a las mujeres, dá placer leer cada línea en la que pareces que escoges con tanta sutileza cada palabra y que suenan en conjunto como música para mis oídos... Sencillamente. FELICITACIONES. ME ENCANTÓ!! SIN PALABRAS.... CLAUDIA CEJAS
ResponderEliminar¡Muchas gracias prima favorita! Tenía ganas de escribir algo que no resulte demasiado empalagoso, pero que de algún modo, aproximado, exprese mínimamente lo que uds nos hacen sentir.
ResponderEliminarCon todo esto de la igualdad de géneros resulta fácil ser complaciente y políticamente correcto al dirigir palabras a las mujeres, pero en verdad me nació de adentro y así lo escribí. Celebro que te haya gustado, y muchs gracias por estar ahí! Besotes
Que hermosas tus palabras!!! y dichas ademas con el corazon. Es cierto, hay tantas maneras distintas de ser como mujeres hay en el universo. Doy gracias a Dios que me ha bendecido haciendome mujer, por que me dio la dicha de ser madre y de tener un hijo tan dulce como vos y de compartir ese placer con mi Madre del cielo. Ojala sigas siempre con esa inspiracion que nos hace brillar a las mujeres.Te quiero mucho No podia ser otra que tu mami
ResponderEliminarTita
¡No hay obstáculos que sean infranqueables para el afecto materno, y a la postre también la tecnología fue vencida! jaja.
EliminarGracias Má por tus hermosas palabras; ¡¿cuál, si no ellas, fue el hontanar dulce y sereno del que nacieron mis inquietudes intelectuales?! Pues si la carne de los hijos nació de la carne de sus padres, no menos debe decirse de su espíritu.
Gracias por estar siempre, por tu ejemplo constante, y por haberme educado los ojos para intentar (aunque siempre deba ser en vano) escrutar lo esencial de este mundo, para maravillarme ante los misterios cautivantes de la vida y para econtrar en la lectura el ameno placer de aprender siempre algo más.
Gracias y besos!
La belleza de tus palabras salva esta tarde hiriente.
ResponderEliminarEspero que las mujeres lean y degusten emociones...
Muchas gracias! Es un gran aliciente saber que las palabras pueden ser de ayuda.
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